
LA BODEGA
Para conseguir una buena calidad en el vino hay que empezar por una buena calidad de uva, por ello se le da una gran importancia a la viticultura.
La bodega cuentan con 30 Ha cultivadas de las variedades autorizadas Tempranillo, Merlot, Garnacha y Cabernet Sauvignon con un marco de plantación de 2,25 x 1,50.
Están conducidas en espaldera en cordón doble con una carga por cepa de 2,5 kg. Para conseguir esta carga de racimos en fechas próximas al envero se realiza un aclareo, dejando los mejores racimos distribuidos homogéneamente por la cepa y se despuntan los pámpanos para que la sabia se emplee en madurarlos en vez de en crecimiento vegetativo.
Si no se realiza el aclareo en esta época, puede influir en el ciclo vegetativo de la planta aumentando el vigor para el próximo año o favoreciéndose el crecimiento excesivo de las bayas conduciendo a un fenómeno de dilución del color.
Es conveniente que tengan la suficiente masa foliar alrededor del racimo para que proteja los racimos de los golpes de calor del medio día que se dan en este clima.
La baja pluviometría hace necesario el uso de riego por goteo, correctamente programado para evitar excesos de agua y favorecer la correcta maduración del fruto.
A partir del envero, que varia dependiendo de la variedad, se realiza un seguimiento semanal de la maduración hasta fechas próximas a la vendimia en las que este seguimiento es más continuo.
En esta zona, debido a la altitud y a las condiciones climáticas la vendimia es más temprana que en otras comarcas vitícolas de Almería, realizándose a últimos de Agosto.
La vendimia es manual, cogiendo solamente los racimos que están en perfectas condiciones fitosanitarias y de maduración. y transportándose en cajas de 10 kg a la bodega donde seguidamente se hace una selección manualmente de los mejores racimos antes de pasar a la molturacion.
Gracias a estos seguimientos de la vid en el campo tenemos una excelente materia prima para realizar el vino.
Nuestros vinos fermentan por separadoen depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada de aproximadamente 28ºC, seguida de una maceración con los hollejos de unos 25 días. Tras esto se realiza la fermentación maloláctica.
Para finalizar el proceso se pasan los vinos destinados a crianza directamente a barrica de roble francés y americano, seguidamente se realizan los coupages de los distintos vinos y finalmente se embotella.

Desde el desierto almeriense a las zonas más alejadas de la provincia de Sevilla, pasando por la sierra granadina y las provincias de Cádiz. Córdoba y Jaén, los Vinos de la Tierra de Andalucía se han erigido en poco tiempo en algo más que una anécdota. Tan es así, que algunas de sus bodegas han logrado colocar sus productos en las más selectas mesas de la restauración madrileña o catalana e incluso son venerados en los manteles de las mejores cocinas del Reino Unido, Alemania o los países nórdicos. No conforman una gran extensión, pero todos ellos dan muestra de un suelo, unas variedades y una forma original de elaboración que los hace únicos en un mercado cada vez más globalizado pero que exige tipicidad y diferenciación en cada producto. Son indicaciones geográficas que hacen honor, y por todo lo alto, a la tierra que representan.
Microclimas singulares, terrenos junto al mar o la montaña, arcillosos o calcáreos, con índices pluviométricos casi inexistentes o con lluvias abundantes, los bodegueros acogidos a Vinos de la Tierra en Andalucía conjugan hoy, en su buen hacer, uvas autóctonas con uvas foráneas, métodos tradicionales de elaboración con las técnicas más vanguardistas y, por encima de todo, mimo a la uva para extraer de ella sus mejores néctares.
EL DESIERTO DE ALMERÍA
En Almería, a 40 km de la capital y 550 m de altitud sobre el nivel del mar nos encontramos el Desierto de Tabernas, considerado el único desierto propiamente dicho de Europa, que cuenta con una extensión de 250 km2.
Pocos lugares de la geografía española manifiestan una integración tan perfecta entre paisaje, desolación y belleza, percibiéndose en todo su esplendor los espejismos estéticos del desierto. La casi total ausencia de vegetación sobre un sustrato calcinado por la persistente radiación solar, de colores blancos y grises, en el que se tallan formas agresivas y gigantes, completan un paisaje lunar que impacta al visitante.
Gracias a su complejo medio y a su paisaje geomorfológico fue declarado parque natural en 1989.
El clima de este espacio -subtropical desértico- se caracteriza por:
Precipitaciones escasas e irregulares, nunca mayores de 300 litros por metro cuadrado anuales. Suelen ser torrenciales, provocando importantes avenidas que arrastran miles de toneladas de suelo hacia el mar, lo cual contribuye a la erosión de la zona.
Un elevado índice de radiación solar: 3000 horas de sol anuales.
Altas temperaturas medias durante todo el año: 17 º C.
Grandes oscilaciones térmicas, comprendidas entre -5º y 48º C. favorecido por su situación entre 2 sierras (la de los Filabres y la de Alhamilla) que la aíslan de las corrientes húmedas del Mediterráneo, provocando un efecto fohën a escala reducida, lo que hace disminuir la humedad relativa del aire y contribuye a extremar las oscilaciones.
VINOS DE LA TIERRA DEL DESIERTO DE ALMERÍA
En este enclave único nos encontramos con una reciente zona vitivinícola que en el año 2003 fue reconocida con la denominación “Los vinos de la tierra del desierto de Almería”.
Su zona de producción se extiende a 14 municipios almerienses: Alcudia de Monteagud, Benitagla, Benizalón, Castro de Filabres, Lubrín, Lucainena de las Torres, Olula de Castro, Senés, Sorbas, Tabernas, Tahal, Turrillas, Uleila del Campo y Velefique.
Las características geográficas y, muy especialmente, el particular choque climático del desierto, con días cálidos y noches frescas, proporciona que se cultiven variedades excepcionales, que dan un vino singular.